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Lengua Kawésqar

Cuando desaparece una lengua, desaparecen las memorias y la cultura de un pueblo.

Las lenguas indígenas son herramientas de comunicación que permiten la transmisión cultural y gracias a ella se proyecta la cosmovisión o la forma de ver el mundo, las maneras de vincularse, así como se traspasa el conocimiento o saberes ancestrales. Todo esto le da sentido de identidad y cohesión social a los pueblos y comunidades indígenas.


Como sucede con muchas culturas indígenas, en la cultura Kawésqar se hace evidente la pérdida de la lengua, ya sea por la disminución de hablantes adultos o ancianos, el poco dominio de esta por generaciones más nuevas o la casi nula aplicación que esta tienen en distintos ámbitos de la sociedad indígena o chilena actual. Por ello son tan importantes las iniciativas que la revitalizan.


Es necesario comprender que la Lengua Kawésqar se mantuvo en la tradición oral, no escrita hasta fines del siglo XX. Cuando comenzó a ser estudiada y se le dió símbolos a la fonética de los hablantes Kawésqar. 


La lengua Kawésqar principalmente está compuesta por el sonido de 6 vocales y 19 consonantes. Además hay letras del alfabeto español que en Kawésqar no se utilizan, como: B - C - D - G - Ñ - V - Y - Z. En cuanto al sonido, excepto las 8 letras del alfabeto castellano que no se utilizan y el sonido de 4 caracteres especiales: H - CH - Y - J, las demás son idénticas al español. Sin embargo hay un sonido explosivo de 4 letras del alfabeto, que se representan de la siguiente manera: C´ - P´ - K´ - T´.


En la lengua Kawésqar se distinguen siete colores, de los que hablaremos en otro artículo más en profundidad, pero son: negro, blanco, rojo, amarillo, naranjo, dorado, azul y verde. En cuanto a los números, hay una partucular manera de contabilizar en lengua Kawésqar: ya que se utilizan tres números (1-2-3) y dos conceptos más para definir "muchos" y "todos". 


El rescate y salvaguarda de la lengua Kawésqar, comenzó de manera seria en el año 1975 por el etnolingüista chileno Oscar Aguilera Fuentes, nacido en la ciudad de Santiago y trasladado a la región de Magallanes, específicamente a la localidad de Puerto Edén, lugar donde habitaban en ese momento los mejores hablantes del Kawésqar. 


En una entrevista hecha a Oscar Aguilera, comenta que en 1959 una expedición del antropólogo Alberto Medina, quien llegó a la localidad de Puerto Edén en una misión patrocinada por la NASA para investigar la resistencia al frío de los Kawésqar, se realizaron al mismo tiempo los primeros registros modernos de la lengua Kawésqar, los que se quedaron en la Universidad de Chile y que en sus años de estudio, pudo acceder años más tarde e incluso pudo transcribir.


A partir de este material el Oscar Aguilera decidió emprender un viaje a terreno, lo que fue posible gracias al entusiasmo del director del departamento de Filosofía de la Universidad de Chile, el filósofo Humberto Giannini. Aguilera partió junto a un colega experto en fonética, Hugo Obregón, además de un fotógrafo y un amigo dibujante. Permaneció ahí todo el invierno de 1975.


En 1993 fue promulgada en Chile la Ley Indígena y para el Pueblo Kawésqar, se crearon tres comunidades indígenas, la Comunidad residente en Punta Arenas, la Comunidad residente en Puerto Natales y la Comunidad residente en Puerto Edén, esta última conservando la mayor cantidad de hablantes, con quienes en 1997 crearon el Consejo de la Lengua Kawésqar, el que se mantiene activo a pesar de las pérdidas de sus miembros en estos últimos años.


En la lengua kawésqar no existían palabras para saludar a alguien, por un motivo cultural pero, ante la insistencia de la sociedad en repetir palabras básicas de los pueblos originarios, el consejo de la lengua tuvo que inventar expresiones de saludo, lo que se realizó durante la pandemia de 2020.

Francisco González

10.5.22, 07:00

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